El 18 de marzo de 2016, se cumplió el cuarto aniversario de la Declaración «UE/Turquía», en la que la Unión Europea (UE) y Turquía realizaron un «trueque indigno». A cambio de una hipotética reubicación en países europeos de las personas refugiadas sirias presentes en suelo turco, este estado debía «acoger» a las personas que fuesen devueltas desde los hotspots griegos una vez se rechazase su solicitud de asilo o para aquellas para las que Turquía se consideraba un país tercero seguro. En ese acuerdo, el país otomano, no sólo tenía que recibir a esas personas sino que también debía impedir que estas personas viajaran a la UE.
En ese momento, las autoridades de la UE y los gobiernos de los Estados miembros ya eran muy conscientes del cinismo de su interlocutor turco y de los intereses implícitos (para ambas partes) dentro de ese trato. Ambas partes consiguieron sacar partido de las circunstancias, al mismo tiempo que hacían de las personas un mero instrumento en sus negociaciones.
Cuatro años después, este acuerdo ha revelado todas sus deficiencias dado que los hotspots nunca han dejado de estar congestionados, dejando a miles de personas viviendo en condiciones degradantes e inhumanas.
Cuatro años después, la guerra en Siria continúa y desplaza de nuevo a cientos de miles de personas, y de nuevo el Presidente turco ha utilizado a estas personas como instrumento de presión hacia la UE. De esta forma, a finales de febrero de 2020 anunció que dejaría de ser el «gendarme» de parte de las fronteras exteriores de la UE.
La respuesta de Grecia, los Estados miembros y la UE no se hizo esperar:, bajo una aparente indignación, no dudaron en aplicar, en nombre de la protección de las fronteras europeas, medidas ilegales y brutales violando los derechos de todas estas personas.
Una segunda respuesta vino una semana después, Grecia suspendió el registro de las solicitudes de asilo con el fin de expulsar de forma más sencilla a las personas que trataran de entrar desde Turquía[1]. esto provocó que pocos días después, más de 400 personas que habían llegado por mar fuesen embarcadas en un barco de la armada griega en el puerto de Mitilene, en la isla griega de Lesbos[2], sin que se les notificara ninguna cual sería su futuro; al mismo tiempo.
En esos mismos días Grecia también tuvo que negar la existencia de centros secretos – o «extrajudiciales» – para la detención previa a la expulsión en su frontera con Turquía[3].
Y para colmo, la muestra más grande de el cinismo de este acuerdo: la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), alentada y financiada por la UE, ofreció a las personas que estaban tratando de traspasar la la frontera greco-turca apoyo para retornar «voluntariamente» al país del que huyen.
Todo ello muestra que el único consenso posible dentro de la UE en materia de migración y asilo es e del cierre de fronteras (greco-turca, hispano-marroquí) y el blindaje de fronteras. Medidas que, como no podía ser de otra manera, están reforzando las posiciones más extremas a través de llamamientos al odio, el racismo y la xenofobia por parte de las milicias locales vinculadas a grupos de extrema derecha que están poniendo en el punto de mira a organizaciones sociales y personas migrantes, racializadas y/o demandantes de asilo[4].
Paradójicamente, estas medidas tan previsibles de la UE, sólo tienen un ganador que es Erdogan, que ve reforzada su posición internacional utilizando a las personas como elemento de presión y negociación hacia UE [5].
Los cálculos de Turquía han dado sus frutos.
18
marzo 2020
[1] http://www.ekathimerini.com/250097/article/ekathimerini/news/greece-freezes-asyulum-applications-from-illegally-entering-migrants
[2][2]https://www.infomigrants.net/fr/post/23405/fabrice-congolais-a-bord-du-navire-bloque-a-lesbos-on-est-traites-comme-des-animaux
[3] https://www.nytimes.com/2020/03/10/world/europe/greece-migrants-secret-site.html
[4] http://cadtm.org/Un-nuage-neo-fasciste-plane-au-dessus-des-frontieres-entre-la-Grece-et-la
[5] https://www.theguardian.com/world/2020/mar/16/greece-hopes-eu-turkey-talks-will-ease-tension-over-refugee-crisis