Desde 1995, construyendo una sociedad diversa y antirracista

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Relatos Reales: Cuidadora, migrante y embarazada: tiranía asegurada

(ES/CAT) A veces el miedo puede más que la rabia y la justicia. Irina, una trabajadora del hogar que estaba al cuidado de una anciana, fue despedida al saberse, a través de la información filtrada por un médico amigo de la familia de la persona a la que atendía, que había quedado embarazada. Irina, que no tenía contrato ni una situación regularizada en España, recibió apoyo del Servicio de Atención y Denuncias de SOS Racismo de Cataluña, pero no quiso denunciar la mujer que la había empleada por miedo a ser deportada. – De vegades la por pot més que la rabia i la justícia. La Irina, una treballadora de la llar que tenia cura d’una dona gran, va ser acomiadada en saber-se, a través de la informació filtrada per un metge amic de la família de la persona a qui atenia, que havia quedat embarassada. Irina, que no tenia contracte ni una situació regularitzada a l’Estat espanyol, va rebre suport del Servei d’Atenció i Denúncies de SOS Racisme de Catalunya, però no va voler denunciar la dona que l’havia empleada per por a ser deportada.

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Irina sentía náuseas desde un par de días antes. Se encontraba mal y dormía fatal. Además, la menstruación se le estaba retrasando… ¡ya hacía más de dos semanas que le debería haber venido!. ¿Estaría embarazada? Tenía que ir al médico fuera como fuera y salir de dudas. Pero ¿cuándo? ¡Si no hacía más que trabajar!

-Hola señora Inés, soy Irina. Hoy no podré ir a cuidar a super madre Porque me encuentro mal. Supongo que será un virus estomacal … voy a ir a urgencias del Vall  d´Hebrón.

-Bueno, Irina, ya sabes que este día te lo descontamos del sueldo.

-Sí, lo sé, pero tengo que ir.

Pasó dos días en observación. Los médicos le confirmaron que estaba embarazada y le anunciaron que era un embarazo de riesgo. Le recomendaban el máximo reposo posible. Se quedó muy preocupada porque sabía que hacer reposo era inviable en el contexto de precariedad en que vivían ella, su pareja y sus hijos. Por eso, al tercer día, Irina fue al trabajo con intención de reincorporarse.

-¿Cuándo pensabas decirnos que estás embarazada? Además, es un embarazo de riesgo. Esto me  perjudica… Si te pasa algo mientras estás trabajando, ¡no tienes papeles!

– ¿Cómo sabe lo del embarazo?

Le estampó unos e-mails impresos en la cara. Resulta que la señora Inés, que era muy influyente, tenía un amigo médico que trabajaba en la Vall d’Hebron, a quien había pedido que consultara el expediente médico del Irina. En aquellos papeles constaban sus citas con obstetricia e información confidencial sobre su embarazo.

Se quedó más blanca que el papel de los e-mails que tenía entre sus manos temblorosas. En ese momento, no supo cómo reaccionar: bajó la cabeza, dio media vuelta, se tragó la rabia que sentía y se fue a cuidar la madre de Inés, como había hecho cada día durante los últimos dos años.

Al cabo de 48 horas, la señora Inés ya la había despedido. Irina no se sorprendió: ni estaba asegurada, ni tenía contrato. Sin embargo, no se quedaría con los brazos cruzados. El mismo día que la despidieron envió un escrito en el Vall d´Hebron denunciando que un trabajador había filtrado informaciones médicas, vulnerando su derecho a la intimidad. Dos semanas más tarde le respondieron diciendo que habían iniciado una investigación interna desde Recursos Humanos.

A finales de mes, cuando fue casa la madre de Inés buscar el dinero que le debían, se produjo la siguiente conversación con la señora Inés:

– Y, ¿piensas volver a abortar o lo vas a tener? – preguntó Inés, sin escrúpulos. Nuevamente, esta información la había obtenido a través de una filtración del hospital, ya que Irina nunca le había contado lo que callaba en su interior como un secreto.

-¿Por qué qué preguntas eso?

-Para devolverte el trabajo, si lo quieres.

-Voy a tener ese bebé.

-Pues ni se te ocurra denunciar: por mí, porqué me perjudicas, ya que tú no tienes papeles; pero también por ti, porqué si quiero puedo hacer que te deprten. Imaginate: tu hijo, el de ocho años, aquí enfermo con tu marido, y tú, en Honduras, embarazada.

Sintió miedo, tristeza y mucha rabia. La despreciable Inés hablaba en serio y, si quería, tenía capacidad para ejecutar esa amenaza (su marido era un reconocido abogado). Para cubrirse las espaldas, pidió asesoramiento al Servicio de Atención y Denuncia (SAID) de SOS Racisme. Allí le apoyaron en la denuncia que ya había interpuesto en el hospital y respetaron la decisión de Irina de no denunciar a la señora Inés en los juzgados. Temía profundamente las consecuencias que se pudieran derivar: estaban en juego su vida y la de su familia.

La esclavitud moderna quizás no tiene cadenas, ni latigazos, ni regímenes de compraventa. Pero tiene Ley de Extranjería, jornadas maratonianas y amenazas de deportación. La explotación laboral en el mundo de los cuidados es una forma invisibilizada de opresión global y local, que se ejecuta diariamente exprimiendo los cuerpos de millones de mujeres trabajadoras migrantes.

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La Irina sentia nàusees des de feia un parell de dies. Es trobava malament i dormia fatal. A més, la menstruació se li estava retardant… ja feia més de dues setmanes que li hauria d’haver vingut. Estaria embarassada? Havia d’anar al metge fos com fos i sortir de dubtes. Però quan? Si no feia més que treballar!

–Hola señora Inés, soy Irina. Hoy no podré ir a cuidar a su madre porque me encuentro mal. Supongo que será un virus estomacal; voy al Vall d´Hebrón a urgencias

–Bueno, Irina, ya sabes que este día te lo descontamos del sueldo.

–Sí, lo sé, pero tengo que ir.

Va passar dos dies en observació. Els metges li van confirmar que estava embarassada i li van anunciar que era un embaràs de risc. Li recomanaven el màxim repòs possible. Es va quedar molt moixa perquè sabia que fer repòs era inviable en el context de precarietat en què vivien ella, la seva parella i els seus fills. Per això, al tercer dia, la Irina va anar a la feina amb intenció de reincorporar-se.

-¿Cuándo pensabas decirnos que estás embarazada? Además, es un embarazo de riesgo. Esto me  perjudica… Si te pasa algo mientras estás trabajando, ¡no tienes papeles!

– ¿Cómo sabe lo del embarazo?

Li va estampar uns e-mails impresos a la cara. Resulta que la senyora Inés, que era molt influent, tenia un amic metge que treballava a la Vall d’Hebron, a qui havia demanat que consultés l’expedient mèdic de l’Irina. En aquells papers hi constaven les seves cites amb obstetrícia i informació confidencial sobre el seu embaràs.

Es va quedar més blanca que el paper dels e-mails que li tremolava a les mans. En aquell moment, no va saber com reaccionar: va abaixar el cap, va girar cua, va rebregar la ràbia que sentia i se la va a cuidar la mare de la Inés, com havia fet cada dia durant els últims dos anys.

Al cap de 48 hores, la senyora Inés ja l’havia acomiadat. La Irina no es va sorprendre: ni estava assegurada, ni tenia contracte. Tot i això, no es quedaria amb els braços plegats. El mateix dia que la van acomiadar va enviar un escrit a la Vall d’Hebron denunciant que un treballador havia filtrat informacions mèdiques, vulnerant el seu dret a la intimitat. Dues setmanes més tard van respondre-li que havien iniciat una investigació interna des de Recursos Humans.

A finals de mes, quan va anar casa la mare de la Inés a buscar els diners que li devien, es va produir el següent intercanvi de paraules amb la senyora Inés:

– Y, ¿piensas volver a abortar o lo vas a tener? – va preguntar la Inés, sense escrúpols. Novament, aquesta informació l’havia obtingut a través d’una filtració de l’hospital, ja que la Irina mai no li havia explicat allò, que callava dins seu com un secret.

–¿Por qué preguntas eso?

–Para devolverte el trabajo, si lo quieres.

–Voy a tener ese bebé.

-Pues ni se te ocurra denunciar: por mí, porqué me perjudicas, ya que tú no tienes papeles; pero también por ti, porqué si quiero puedo hacer que te deprten. Imaginate: tu hijo, el de ocho años, aquí enfermo con tu marido, y tú, en Honduras, embarazada.

Va sentir por, tristesa i molta ràbia. La menyspreable de la Inés parlava seriosament i, si volia, tenia capacitat per executar aquella amenaça (el seu marit era un reconegut advocat). Per cobrir-se les espatlles, va demanar assessorament al Servei d’Atenció i Denúncia (SAiD) de SOS Racisme. Allà van donar-li suport en la denúncia que ja havia interposat a l’hospital i van respectar la decisió de la Irina de no denunciar la senyora Inés. Temia profundament les conseqüències que se’n poguessin derivar: estaven en joc la seva vida i la de la seva família.

L’esclavitud moderna potser no té cadenes, ni fuetades, ni règims de compravenda. Però té Llei d’Estrangeria, jornades maratonianes i amenaces de deportació. L’explotació laboral en el món de les cures és una forma invisibilitzada d’opressió global i local, que s’executa diàriament esprement els cossos de milions de dones treballadores migrades.

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Este texto forma parte de #RelatosReales, una iniciativa de SOS Racisme, escrita por Mónica López y que la ‘Directa’ acogía en su edición en papel y que ahora ha pasado a la web. Su objetivo es informar y sensibilizar a través de la difusión de casos atendidos por el Servicio de Atención y Denuncia (SAID) de SOS Racisme Cataluña. Se utilizan nombres falsos para mantener el anonimato de la persona agredida, pero es el único dato ficticia. Todos los hechos que se narran son reales. – Aquest text forma part de #RelatsReals, una iniciativa de SOS Racisme, escrita per Mònica López i que la ‘Directa’ acollia en la seva edició en paper i que ara ha passat al web. El seu objectiu és informar i sensibilitzar a través de la difusió de casos atesos pel Servei d’Atenció i Denúncia (SAiD) de SOS Racisme Catalunya. S’utilitzen noms falsos per mantenir l’anonimat de la persona agredida, però és l’única dada fictícia. Tots els fets que s’hi narren són reals.

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