El pasado jueves día 14, varios jóvenes, que a falta de un lugar donde pernoctar lo vienen haciendo en la calle, en Donostia, perdieron todas sus escasas pertenencias (tiendas de campañas, sacos, mantas, abrigos, documentos personales, fotos de familiares…) que les fueron sustraídas por la subcontrata encargada de retirar este tipo de enseres y tirarlos a la basura.
¿Es que ya no queda ni un poco de humanidad? ¿Priman los reglamentos municipales frente a necesidades perentorias de las personas desfavorecidas?
Las entidades sociales que venimos trabajando desde hace años con estos colectivos, cada cual desde su propio ámbito, y somos unas cuantas en nuestra ciudad, constatamos la insuficiencia de los medios que las instituciones ponen en pie para paliar esta situación. Además de implicarnos en proporcionar a estas personas la ayuda que está en nuestras manos, seguimos reclamando una intervención institucional acorde a esas necesidades y a los recursos que tiene una ciudad como Donostia, un territorio como Gipuzkoa y un ámbito como el País Vasco, cosa que está lejos de darse en la actualidad.
Pero, en este momento, más allá de esa reivindicación, reclamamos al Ayuntamiento que adecúe la actuación que haya de realizar la correspondiente empresa subcontratada para que, además de atenerse a la normativa municipal, aplique los criterios mínimos de humanidad que eviten que estas personas vean agravada su situación por una actuación no sólo inhumana y violadora de muchos derechos fundamentales que suelen proclamarse sino perfectamente prescindible.
Esperamos que la corporación municipal adopte de inmediato las medidas necesarias para que esta actuación, que no es en absoluto excepcional, no vuelva a producirse.