Denunciamos la pérdida de más de 150 vidas humanas en los diferentes naufragios de las embarcaciones que se dirigían a Canarias desde Senegal. Ya son más de 420 las personas este año que han fallecido tratando de llegar a las costas europeas en 2020, y que suponen un funesto récord, al superan ya al total de víctimas de 2019 según la Organización Internacional para las Migraciones.
Un chico de 17 años sigue en estado de shock en un centro de menores de Gran Canaria tras sobrevivir a quince días de travesía en el Atlántico, a la deriva, en los que 16 de sus 26 compañeros de patera perecieron uno tras otro de hambre y sed y fueron arrojados por la borda. Este es otro caso, desconocemos miles. Las cifras nos dan la dimensión de la tragedia, pero no pueden llegar a dar cuenta del sufrimiento que están generando las políticas migratorias y de fronteras que están aplicando la Unión Europea y el estado español.
Prácticas que abarcan desde los campos para personas refugiadas, donde primero se encierra y hacina a personas refugiadas y luego se las expone a sufrir tragedias y morir sin contemplaciones, como en el caso de Moria, el mayor campo para encierro de personas refugiadas en la isla griega de Lesbos.
Pasando por la Frontera Sur del estado español, Ceuta y Melilla, donde se siguen afinando las tecnologías de control y rechazo de personas que tratan de llegar a un lugar donde vivir con la construcción de un nuevo muro de la vergüenza.
O en el plano menos visible, como es el caso de las fronteras internas de Europa, como la de Irun de Ventimiglia (Italia), donde se vulneran los derechos de las y los migrantes mediante controles racistas y expulsiones ilegales.
Miles de millones de euros dedicados para dar una respuesta racista y militar donde debería de invertirse en acogida y protección de derechos humanos.
Desde aquí, nuestro apoyo a las familias que no vuelven a saber si sus seres queridos viven o han muerto.
Y también nuestra exigencia más contundente a la UE y al estado español a que en primer lugar empiecen a diseñar políticas migratorias que permitan establecer vías legales y seguras de acceso, a que en segundo lugar cumplan el derecho internacional en materia de Derechos humanos, así como los Tratados de la propia UE en esta materia así como, en tercer y más importante lugar, que no permitan ni una muerte más de personas migrantes.
Federación de SOS Racismo