SOS Racisme Catalunya (ES)
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Nuestros orígenes
Un primer intento de organizar una asociación de SOS Racismo en Cataluña tiene fecha el 1985/1986. Tras la creación en Francia de la primera asociación de SOS Racismo, en Barcelona un grupo de personas procedentes de las organizaciones juveniles de izquierdas, se reunieron con el proyecto de organizar una iniciativa similar a la francesa. La idea se enmarcaba en un proyecto de expansión de SOS Racismo desde la primera experiencia francesa en el resto de países europeos.
Aunque este primer intento de fundación no tuvo suerte, en 1989 se logró fundar en Barcelona la primera asociación de SOS Racismo del Estado español: SOS Racismo Cataluña. El proyecto fue impulsado en un primer momento por un pequeño grupo muy heterogéneo de personas ligadas por el interés de crear un referente asociativo antirracista en una sociedad catalana que comenzaba a trasformar en sociedad de acogida de nuevas migraciones.
Después de una primera época sin despertar particular interés -debido a que en estos años en Cataluña el racismo no era un tema que preocupara particularmente la sociedad civil, así como tampoco se podía considerar un asunto de réditos políticos por los partidos catalanes- la propuesta encontrar una acogida favorable en el Centro de Información para trabajadores extranjeros del sindicato Comisiones Obreras (CITE-CCOO). La incorporación de personas vinculadas a este sindicato dieron el impulso definitivo a la iniciativa y a partir de ahí con la consigna de independencia política se consolidó definitivamente el proyecto de SOS Racismo como asociación antirracista catalana.
En 1992 se funda la Federación de Asociaciones de SOS Racismo del Estado español, donde SOS Racismo Cataluña siempre ha tenido un peso relevante. Las diferentes entidades de SOS Racismo cuentan con su propia independencia, estatutaria, presupuestaria y de plan de trabajo, trabajando conjuntamente aquellos temas de relevancia estatal y elaborando el Informe Anual sobre el racismo en el Estado español.
«Racismo, nunca más»: 100.000 personas contra el racismo
El 30 de noviembre de 1992, SOS Racismo organizó una manifestación – el lema fue «Racismo, nunca más» – para condenar las agresiones a inmigrantes raíz del asesinato de la mujer de origen dominicano Lucrecia Pérez en el barrio residencial de Aravaca (Madrid). La manifestación movilizó a miles de personas en Barcelona: 100.000 en opinión de SOS Racismo, 25.000 según fuentes oficiales.
Fue una de las mayores manifestaciones vividas en la capital catalana desde hacía años, y sin duda fue la movilización más multitudinaria de cuantas se han celebrado, hasta el momento, contra el racismo tanto en Barcelona como en el resto del España. Este acto supuso el definitivo salto popular para la asociación.
Visión y Misión
SOS Racismo basa su actuación en la denuncia del racismo en todas sus caras, entendido como la discriminación y la segregación por razones de color de piel, de origen, religiosas o culturales. Ahora bien, teniendo en cuenta que la lucha contra el racismo no puede ir aislada del contexto social si quiere ser eficaz. Así, se necesitan profundos cambios estructurales en nuestra sociedad, acompañados de pedagogía social y de políticas reales y eficientes que tengan una dirección común: la convivencia en un marco de igualdad, garantizando la cohesión social y desmantelando así la ideología racista que impregna nuestra sociedad.
No hay que extrañarse si no podemos hablar de un modelo de cohesión social cuando la sociedad a la que se tiende y se hace tender desde las instituciones se basa en la segregación, esto es, el apartheid jurídico. El no reconocimiento de todos los ciudadanos encuentra su máximo exponente en la ley de extranjería. Este hecho mina la calidad democrática de nuestra sociedad, crea categorías de ciudadanos y es motivo de fractura social.
SOS Racismo defiende el modelo del Estado social. Para combatir el racismo social, son indispensables un aumento y una buena adecuación y gestión de los presupuestos sociales y de inversiones del Estado del Bienestar. Así, se podrá erradicar la visión por la que existe una competencia por los recursos entre unos y otros, autóctonos e inmigrados: los problemas sociales actuales son comunes.
La pedagogía social debe concentrarse en la sensibilización en materia de estereotipos, prejuicios y tópicos. El miedo al cambio o el desconocimiento del otro deben ser compensados para evitar que el racismo social ocupe nuevos espacios y el antirracismo pueda ser un carácter esencial de nuestra sociedad.
Finalmente, se necesitan políticas que garanticen la igualdad de oportunidades, pilar de nuestro sistema democrático, así como la exigencia a los poderes públicos de actuación contra las situaciones de discriminación racista, incorporando a la práctica las normativas antidiscriminación europeas. Así, trabajamos por un modelo de sociedad que dé respuesta a los cambios en la composición social y la diversidad cultural desde la ciudadanía plena, el laicismo, la igualdad de oportunidades y el antirracismo.
Luchamos contra el racismo institucional. Para racismo institucional entendemos la discriminación y la segregación por razones de color de piel, de origen o culturales, realizadas desde las instituciones del Estado, a saber, la construcción de un apartheid jurídico que establezca dos categorías de ciudadanía, la realización de políticas migratorias que vulneran los derechos fundamentales de la persona y la invisibilidad del problema en la agenda política habitual.
En nuestros días observamos el enfoque de la inmigración desde una perspectiva economista y policial, obviando la condición de personas y de ciudadanos y considerando los inmigrantes como mera mano de obra. Esta concepción utilitarista de la persona es totalmente contraria al espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En primer lugar, la creación y fortalecimiento de una ley de extranjería, que promueven la estratificación social y legitiman la vulneración constante de las libertades y los derechos humanos, es una pieza fundamental en los mecanismos del racismo institucional: desde SOS Racismo , consideramos cualquier ley de extranjería intrínsecamente contraria a los principios de un Estado democrático. Ahora bien, esta es justificada por un discurso cada vez más conservador y obsesionado por la seguridad a costa del recorte de derechos. Las personas de origen inmigrante sólo pueden aspirar, pues, a ser ciudadanos de segunda. Por extensión, la mujer inmigrante extracomunitaria se ve doblemente discriminada: el racismo institucional debemos añadir la discriminación por razón de género.
Es de capital importancia acabar con el racismo de Estado: denunciar el mantenimiento de un sistema injusto y excluyente que no termina por desarrollar políticas reales de integración.
Luchamos contra el racismo social. El racismo social es la discriminación y segregación racista que tiene lugar en la esfera cotidiana: en la calle, en el trabajo, en casa … Este no ha parado de crecer en nuestro país: ya no sólo ataca los recién llegados, sino también los ciudadanos de origen inmigrado ya residentes aquí. El racismo de Estado es la primera causa instigadora; amparando la vulneración de derechos, el racismo permanece impune. No podemos concebirlos separados, porque no son más que dos caras de un mismo problema. Es más, las actitudes y conductas racistas son instigadas con especial virulencia por la extrema derecha y el populismo: el desconocimiento del otro, el prejuicio y el miedo a la diferencia cultural son aprovechadas por discursos demagógicos para fomentar el odio racista.
La manera más efectiva de combatir el racismo social consiste, sin embargo, a enfrentarse a la falta del Estado social y la existencia de desigualdades sociales cada vez más marcadas. Así pues, hay que volver a denunciar la existencia de pobreza y de exclusión social. Así, la inmigración no es en sí un problema; ahora bien, pone de manifiesto problemas ya previos que hay que abordar en su globalidad.
Otro colectivo víctima del racismo social es el pueblo gitano, que desde hace años vive olvidado y en la miseria, poniendo de manifiesto la desigualdad de oportunidades del sistema democrático. En su caso, el fracaso escolar, la tasa de paro y la precariedad de la vivienda presentan unos índices mucho más altos que para el resto de los catalanes.
Estos últimos años la sociedad catalana ha visto profundos cambios en su composición a partir de una nueva etapa, el mestizaje. Hoy en día, muchos catalanes son hijos de padres inmigrantes. Muchos viven en una situación de guetización, de fracaso escolar y de un rechazo social que impide la movilidad social por su colectivo.
Luchamos por un modelo basado en la ciudadanía plena
Nuestro ideal es que en una sociedad laica, mestiza e intercultural los individuos puedan desarrollar su vida en igualdad de derechos y oportunidades, donde prevalezca la libertad de culto y de expresión cultural. Las culturas no son estáticas ni permanecen incólumes al paso del tiempo, sino que evolucionan, crecen y se desarrollan -su fuerza reside en su dinamismo. Cataluña no es una excepción: ha sido forjada a partir del esfuerzo de multitud de pueblos y culturas diferentes. SOS Racismo defensa, por tanto, que sin ir más lejos el factor inmigración es de enriquecimiento cultural y no va en detrimento de nuestra sociedad.
Reivindicamos también la universalización de la ciudadanía, desligada de la nacionalidad y basada en la residencia, como pilar fundamental de una democracia inclusiva y plural. Esta deberá desarrollar una verdadera justicia social, que permita un modelo de sociedad de convivencia e igualdad.
Los referentes a la libertad, la igualdad y la solidaridad entre los ciudadanos y los pueblos del mundo han de devolver a la sociedad y ocupar el lugar preferente que merecen. El sistema de valores que es el mercantilismo, que ignora deliberadamente los derechos humanos, tanto en su faceta más cercana como en la globalización, debe ser abandonado. Los derechos no se negocian: o se respetan o se vulneran.
Como luchamos contra el racismo. Organizamos campañas y movilizaciones con las que hacemos denuncia pública y promovemos las actitudes respetuosas con los derechos humanos. Tenemos una Oficina de Información y Denuncias, donde tratamos a diario casos de discriminación racista. Constantemente reforzamos y avanzamos en el discurso antirracista mediante la organización de Diálogos Antirracistas y la elaboración de documentos de reflexión. Fomentamos el activismo y el compromiso ciudadano con la defensa de los derechos humanos, así como el trabajo en red de todos aquellos agentes implicados en la lucha antirracista.
Nuestros valores
La independencia como un elemento indispensable. Desde su fundación, la independencia se impuso como elemento fundamental para la asociación. Durante todos estos años, SOS Racismo Cataluña ha decidido y logrado mantenerse independiente de los partidos políticos, los sindicatos, manteniendo un espacio propio de reflexión, análisis y lucha contra el racismo en Cataluña.
Cambios en la composición de la sociedad: redefinir el modelo de sociedad. Catalunya se encuentra en un momento crucial para definir y trabajar un modelo de sociedad cohesionado. Las cifras de población extranjera extracomunitaria no son altas en valores absolutos, pero la rapidez del cambio hace que la población perciba que hay más extranjeros de los que en realidad hay. La inmigración extracomunitaria es diversa, y por tanto su tratamiento también debe serlo, no existe un único tipo de inmigración sino que ésta es plural y responde a peculiaridades diferentes. Además de que existen diferentes inmigraciones, coinciden en estos momentos diferentes fases del proceso migratorio: hijos e hijas de familias inmigradas nacidos o crecidos aquí y por lo tanto ya catalanes de hecho y derecho, personas que llegan a través del reagrupamiento familiar, junto con nuevas llegadas. Estas realidades se mantendrán en los próximos años, mientras continúen las diferencias entre el norte y el sur, y por tanto hay que elaborar respuestas diversificadas para una realidad heterogénea. A esta realidad hay que sumar el col • lectivo gitano, que también responde a una realidad heterogénea y que sufre un racismo por omisión que ahora se agrava con la llegada de gitanos de origen portugués y rumano. Otro hecho a tener en cuenta que cada vez es más frecuente es el de las adopciones internacionales; estos niños de hoy crecerán y serán víctimas de discriminaciones en la vida cotidiana si se mantienen los tópicos y prejuicios actualmente existentes.
Construcción de un nuevo modelo de sociedad: La lucha contra el racismo debe ir más allá de las inmigraciones, y englobar a otros colectivos como los nuevos catalanes y catalanas de origen inmigrado o las realidades gitanas. Es necesario que la realidad de la diversidad de la población catalana en color de piel, apellido o religión, entre otros, llegue al conjunto de catalanes y catalanas. Así pues, con el fin de que el racismo social no ocupe nuevos espacios, hay que trabajar la sensibilización en materia de estereotipos, tópicos y prejuicios.
Se necesita una oferta de políticas que eviten la discriminación, con la incorporación real de las normativas antidiscriminatorias europeas, que si bien es verdad que no abarcan el conjunto de problemas, son un primer paso positivo y sobre todo ayudarían a evitar la discriminación en el ámbito cotidiano para las personas de etnia gitana y para los nuevos catalanes de origen inmigrado. Por otra parte, hace falta una apuesta por políticas que garanticen la igualdad de oportunidades que ayuden a hacer frente a las situaciones de concentración escolar y guetización en materia de vivienda, entre otras.