Desde 1995, construyendo una sociedad diversa y antirracista

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SOS Racismo Nafarroa: El racismo y los disfraces de carnaval

SOS Racismo Nafarroa y la Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra “Gaz Kalo” denunciamos las expresiones de racismo que se reproducen en fiestas como los Carnavales, cuando poblaciones minorizadas y el Pueblo Gitano se convierten en disfraces populares, reduciendo determinadas culturas e identidades a elementos estereotipados y estigmatizados, hecho que alimenta y perpetúa el racismo y la inferiorización social y política.

En el caso del Pueblo Gitano, resulta paradójico que la misma lógica de las pragmáticas antigitanas -leyes discriminatorias que buscaban erradicar su vestimenta, idioma y cultura, llegando incluso al escarnio público- sea ahora utilizada en forma de disfraz, normalizando la burla y la discriminación hacia el Pueblo Gitano.

Un año más, en las festividades de caldereros y carnavales, nos encontramos con la burla, la caricaturización y la ridiculización del Pueblo Gitano. Estas celebraciones reflejan una geografía del racismo combinada con la apropiación cultural a través del disfraz. Recientemente, esto ha ocurrido en Lekunberri, sumándose a otros lugares donde se ha dado en años anteriores, como Irurtzun, varias localidades de la Ribera y barrios de Iruñea.

Sabemos que cuando llegan las fiestas de carnavales, nuestras calles y escuelas se llenan de disfraces, tradiciones y expresiones culturales que en algunos casos tienen siglos de historia, como la celebración de caldereros, que exalta y exotismo lo zíngaro/romaní de la población gitana de siglos pasados; todas forman parte de nuestro imaginario colectivo, sin que nos demos espacio y tiempo de pensar qué simbolizan, cómo nos representan, a quiénes representan, a quiénes deshumanizan y qué estereotipos reproducen y reproducimos.

Tuvimos la ocasión de compartir estas reflexiones hace más de tres años, en varias charlas en las que hablábamos del origen de la fiesta de Caldereros y lo que representaba. Hoy queremos compartir de nuevo parte de esas reflexiones, con preocupación e indignación.

Las festividades de carnavales no son inocuas, sino que ejercen un gran poder, el que ejercen las mayorías hacia las minorías. Ante estas situaciones cabe preguntarnos: ¿Desde dónde y cómo se organizan estas fiestas? ¿Quiénes y de qué modo participan?, ¿Quiénes quedan al margen? Son preguntas que como sociedad nos deberían interpelar. Una celebración no es positiva o válida per se, solo por el hecho de ser tradición, ya que nuestras costumbres suelen reflejar el orden social dominante y a menudo ayudan a perpetuar injusticias históricas.

Históricamente, la sociedad ha recurrido a la burla de quienes eran empujados a los márgenes como una forma de deshumanización y de normalización de la discriminación. La continuidad de estas expresiones evidencian que aún queda mucho por hacer. Debemos cuestionar cada manifestación y reproducción del racismo, especialmente aquellas que no se reconocen explícitamente como discriminación racial o incitación al odio, ya que pueden ser tan perjudiciales como las leyes discriminatorias actuales y las pragmáticas antigitanas de siglos pasados. El orden racista y colonial fue construido sobre estas lógicas supremacistas. Las pragmáticas antigitanas prohibieron las costumbres, la vestimenta, la lengua y la cultura del Pueblo Gitano. A 600 años de su llegada a la Península Ibérica, ¿seguiremos permitiendo que el Pueblo Gitano y otros grupos étnicos sean ridiculizados en tradiciones que excluyen y perpetúan la discriminación?

Según señala la Ley foral de lucha contra el racismo y la xenofobia el antigitanismo es una “forma específica de racismo contra la población romaní y gitana basada en la ideología de la superioridad racial, una forma de deshumanización y de racismo institucional alimentado por una discriminación histórica, que se manifiesta, entre otras cosas, por la violencia, el discurso del miedo, la explotación y la discriminación en su forma más flagrante”. Disfrazarse de gitanos y de gitanas sin ningún tipo de reflexión crítica al respecto, no ayuda al conocimiento mutuo ni a la convivencia.

Entendemos el racismo como algo estructural para desmontarlo resulta esencial cuestionar,  denunciar y desarticular los ejes sistémicos que mantienen la desigualdad. No se puede aspirar a una convivencia e inclusión en igualdad de condiciones cuando no existe una igualdad de derechos efectiva y prevalecen las diferencias de clase, género y racialización atravesadas por el patriarcado y la colonialidad.

Desde el movimiento “Somos una cultura, no un disfraz” sostienen que al disfrazarte de culturas minorizadas y ridiculizarlas, estás sometiendo a estas culturas y poblaciones a las amenazas asociadas al desprecio, discriminación, racismo y en el caso del Pueblo Gitano al antigitanismo. Una persona racializada no es un disfraz, aunque se haga con buena intención o desde el homenaje o incluso la denuncia. Lo que podemos conseguir, si permitimos que esto pase, es que las personas, en especial las más jóvenes, normalicen la ridiculización de las personas negras, afrodescendientes, gitanas, indígenas, asiáticas o personas pertenecientes a cualquier otra cultura o población minorizada. Detectamos en estas prácticas expresiones de racismo denominado oficialmente “de baja intensidad”, que es una forma sutil y a menudo inconsciente de discriminación que se manifiesta a través de prácticas habituales consideradas como normales en la sociedad pero que siguen siendo muy perjudiciales.

Frantz Fanon ya nos advirtió de que “el racismo nunca es un elemento agregado, descubierto al azar (…) La constelación social, el conjunto cultural son profundamente transformados por la existencia del racismo.” Por ello, y como hemos reivindicado en otras ocasiones, desde Sos Racismo Nafarroa y Gaz Kaló, invitamos a la sociedad a repensar, revisar, y reflexionar incorporando una mirada profundamente crítica, adoptando la perspectiva antirracista. Hacemos un llamamiento para que la ciudadanía participe en espacios de defensa de derechos para todas las personas, incluyendo los diversos orígenes culturales, étnicos y raciales que tenemos todas las personas y que nos dignifique como sociedad, tal y como dijo Ángela Davis, «en una sociedad racista no basta con no ser racista. Hay que ser antirracista»

Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra (Gaz Kalo) y SOS Racismo Nafarroa

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